Se trata de un bar que recuerda los cafés de finales del siglo XIX. Posee dos plantas en las que hay castizas mesas de mármol blanco y mostrador revestido de azulejería, en las que se puede tomar de forma tradicional un chocolate con churros, cualquier otro refresco o café acompañado por bollería. Su apertura hasta altas horas de la madrugada hace posible que se reúnan personas a desayunar de diferentes tipos.
De forma tradicional abre todos los días de año. Por su cercanía con la Puerta del Sol, es el lugar, si se tiene paciencia, donde se suele tomar el primer chocolate del Año.
El local se construyó en 1890 para que fuera un mesón y una hospedería, pero en 1894 se convierte en establecimiento para la elaboración de churros con la técnica tradicional llamada “a hombro”.